
¡Nueva Bienvenida!
El Equipo Directivo (EAGA) compartió con la Comunidad Educativa el nombramiento de Adrián Mandará como Director del Instituto con un mensaje de bienvenida de nuestra querida Marisa Mediavilla.
Bahía Blanca, 12 de Abril de 2020
A la Comunidad Educativa del Instituto Superior Juan XXIII
Queridos todos/as:
Les escribo para hacerles llegar, en primer lugar, un saludo fraterno y lleno de afecto. Estamos viviendo momentos muy duros, la situación global da cuenta de un escenario sombrío por causa de una pandemia que nos exige resguardarnos y cuidarnos los unos a los otros. Providencialmente estoy comunicándome con ustedes luego de la Semana Santa, un tiempo oportuno para orar y movilizarnos por los sufrimientos de hoy pero simultáneamente para pensar, desde el Misterio Pascual, en las promesas del mañana.
En este marco, deseo contarles una buena noticia. Como es de público conocimiento, con la llegada de mi jubilación el cargo de Dirección quedó vacante, por lo que atendiendo a las normativas jurisdiccionales vigentes y siguiendo los procedimientos de la Inspectoría Salesiana a la que pertenece el Instituto, se realizó una convocatoria de selección de aspirantes para desempeñarse en el mencionado rol directivo. Dicha convocatoria, que se extendió desde el 2 de diciembre de 2019 hasta el14 de febrero del corriente año, quedó desierta. En esta situación, el Consejo Inspectorial, en su reunión del mes de marzo, aprobó que el Profesor Adrián Mandará ocupe el cargo de Director del Instituto.
Bien sabemos que Adrián viene prestando un valioso servicio como Director General de la Casa de Educación Superior en Bahía Blanca (UNISAL-JUAN XXIII) y que tiene un amplio conocimiento de todo lo que concierne al Instituto, del que es actualmente su Representante Legal. Sin duda, Adrián lleva un tiempo caminando caminos con nosotros y ha desarrollado un buen entrenamiento para ejercer el arte de escuchar y acompañar; desde el trabajo en equipo, la perseverancia en el servicio y el cuidado de todos.
La trayectoria de Adrián atestigua la fuerza del legado motivador que atraviesa nuestra historia institucional. Él conoce por experiencia propia que el Juan XXIII es una comunidad educativa que cuenta desde su fundación con alfareros probos de arcillas juveniles y sembradores pacientes a la espera del fruto apetecido; el padre Del Col, tan querido por nosotros, es un ejemplo superlativo de esta herencia. A esa historia institucional se incorpora Adrián ahora como Director, en un contexto desafiante, hiperconectado y virtual; para redoblar la apuesta de buscar nuevos futuros y seguir construyendo la identidad de ser casa y escuela que se le reconoce al Instituto. Ciertamente, el Juan XXIII es una casa que alberga y cuida; por eso se abre a todos como un ámbito propicio para entablar relaciones de familia que facilitan el encuentro amigable y cordial. Y es también una escuela que, con seriedad y la mirada puesta en el rol protagónico de los jóvenes, atiende a la promoción humana plena. Estoy segura del inmenso aporte que puede brindar

Adrián a la Vida institucional practicando lo que él sabe hacer bien, abriendo espacios, alentando para caminar juntos, acompañando los múltiples recorridos diarios; en fin, activando con fe la potencialidad de nuestro carisma salesiano.
Concluyo esta comunicación, haciendo expreso a cada uno de los equipos mi profundo agradecimiento por todo lo que ha supuesto en dedicación y trabajo conjunto desarrollar el Juan XXIII para la educación y formación de los jóvenes, en consonancia con la tarea que se viene cumpliendo ininterrumpidamente durante 60 años de vida.
Reitero las gracias; en nombre propio, del Consejo de la Casa de Educación Superior y del Equipo de Animación, Gobierno y Acompañamiento del Instituto, organismos de los que formé parte hasta retirarme del trabajo docente activo; lo hago con muchísimo cariño y desde el convencimiento de la buena disposición que tienen todos ustedes para llevar adelante la tarea que ha hecho grande al Instituto y seguirá haciéndolo crecer aún más.
A Adrián le agradezco vivamente que haya accedido tan generosamente a implicarse en este servicio, que añade al que venía ya desplegando de manera excepcional y a tiempo completo; le auguro un camino venturoso animando la participación en la construcción del proyecto institucional común y afinando la escucha para cuidar con sabiduría el esfuerzo cotidiano.
Invoco la misericordia de Dios Padre para que todos podamos transitar con esperanza la complejidad de estos tiempos e imploro a la Auxiliadora, la Virgen amada por Don Bosco, que siga sosteniendo a toda la Comunidad Educativa con su protección amorosa.
Marisa Mediavilla



