Perfil del Instituto Juan XXIII
Nuestro Instituto Superior Juan XXIII es Instituto confesional católico, que pertenece a la Inspectoría Salesiana Don Bosco Argentina Sur “Ceferino Namuncurá”.
El Instituto nació en 1960 respondiendo a reales exigencias de la región sureña del país en el ámbito educacional: así, era notable la carencia de profesores convenientemente capacitados; era urgente, además, por parte de los establecimientos educacionales católicos contar con personal directivo y docente adecuadamente preparado, de acuerdo al espíritu de los mismos.
El Juan XXIII surgió como Instituto de formación docente, como se dice ahora, o como Instituto Superior del Profesorado, como se decía entonces. Empezó con tres carreras. Hoy las carreras de Profesorado son seis; una, la de Psicopedagogía, es al mismo tiempo docente y técnica. En su trayectoria de cuatro décadas, el Instituto contó con otras carreras de Profesorado, creadas al compás de circunstancias favorables y nuevos requerimientos sociales en el ámbito educativo. Dejaron de funcionar, por dificultades insalvables, ajenas al Instituto, sobre todo desde que en 1993 fue transferido al ámbito provincial. Algunas fueron transformadas, de carreras de Profesorado en carreras técnicas.
Fue en 1979 cuando el Instituto creó dos carreras técnicas: la de Analista en Computación Administrativa y la de Analista en Control de Gestión. No fue una desviación, un desvirtuar el perfil del Instituto. Fue un enriquecimiento. De esa manera el Instituto se interesaba también por el mundo del trabajo, típico de la actual civilización científico-técnica, yendo al encuentro de una cultura adveniente, la de la informática. La formación técnica, por otra parte, es una característica descollante de la Congregación Salesiana, como lo demuestra la gran cantidad de escuelas de artes y oficios y de institutos técnicos que ella fue creando en todo el mundo.
El art. 2° de los Reglamentos Generales de los SDB dice, refiriéndose a las inspectorías: “Procuren conocer el mundo del trabajo y la situación de los jóvenes obreros. Cuiden los centros de formación profesional desde el punto de vista pastoral, pedagógico y técnico, y preparen programas adecuados para formar a los jóvenes en una auténtica espiritualidad del trabajo.
El artículo habla de “jóvenes obreros. Pero por “jóvenes obreros no se entiende solamente a los de “cuello azul (y mameluco), sino también a los de “cuello blanco. Por otra parte, con el adelanto científico-técnico va disminuyendo cada vez más el contingente de los obreros “de cuello azul y aumentando el de “cuello blanco, afectados a los múltiples servicios y profesiones de nuestra cultura moderna o postmoderna.
En 1992, a requerimiento del COMFER (Comité Federal de Enseñanza Radiofónica) a través del ISER (Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica de Buenos Aires), el Instituto abrió el Departamento de Comunicación Social, empezando con la carrera de Locutor Nacional, pero con la perspectiva para el futuro de otras carreras relacionadas con la comunicación social. Fue su ingreso institucional en el mundo de la comunicación, a tono con una cultura como la nuestra, que está siendo moldeada cada vez más por los modernos medios de comunicación social.
Desde el punto de vista de la Congregación Salesiana, la comunicación social “es un campo de acción significativa, que figura entre las prioridades apostólicas de su misión, como dice expresamente el art. 43 de sus Constituciones. “Nuestro Fundador –observa el mismo artículo- intuyó el valor de esta escuela de masas, que crea cultura y difunde modelos de vida.
El art. 6° de dichas Constituciones expresa lo mismo y con el mismo énfasis, indicando entre los cometidos de nuestra Sociedad en la Iglesia el siguiente: “Somos educadores de la fe en los ambientes populares, sobre todo con la comunicación social. Más en general, el art. 31 de nuestros Reglamentos generales establece que el Inspector con su Consejo “cree y potencie nuestros centros editoriales de producción y difusión de libros, materiales y periódicos, así como los centros de emisión y producción de programas audiovisuales, radiofónicos y televisivos.
Justamente a raíz de la creación en el Instituto de la carrera de Locutor Nacional, brotó espontánea la idea de una FM para prácticas de los alumnos de la misma y que además, y sobre todo, fuera una radio de tipo cultural-educativo-pastoral. La idea recién pudo concretarse en 1997. Radio Manantiales -tal es su nombre de fantasía- se inauguró el 4 de abril de ese año. Es una radio sana, limpia como agua de manantial, al servicio de la cultura, del arte, de la educación, así como al servicio de la nueva evangelización mediante la difusión, directa y más aún indirecta, de valores humano-cristianos.
A las dimensiones de formación docente, de formación técnica, de formación en la comunicación social, el Instituto agregó también la dimensión propiamente universitaria, de gran trascendencia –es obvio- desde el punto de vista educativo-cultural. Con ella además el Instituto responde a una especial expectativa de la Iglesia. En el Discurso Inaugural de la IV Conferencia General del Episcopado Latino-Americano, que tuvo lugar en Santo Domingo en el mes de octubre de 1992, Juan Pablo II señaló como uno de los retos a la evangelización, “el de intensificar el diálogo entre las ciencias y la fe, en orden a crear un verdadero humanismo cristiano. Y a este propósito expresó: “deseo alentar vivamente a las Universidades y Centros de estudios superiores, especialmente a los que dependen de la Iglesia, a renovar su empeño en el diálogo entre fe y ciencia (n. 21).
El comienzo de la dimensión universitaria en el Instituto ocurrió en 1984 con su afiliación a la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Pontificia Salesiana (UPS) de Roma. En el bienio 1985-1986 se implementó el ciclo de licenciatura en Psicología de la Educación, y en el bienio siguiente, 1987-1988, el ciclo de licenciatura en Pedagogía para la Escuela y la Comunicación Cultural. Exitosa resultó la doble experiencia de afiliación, pero hubo que desistir al no tener reconocimiento nacional los títulos expedidos por la UPS a través del Instituto.
El Instituto entonces estableció contacto con la Universidad Católica de La Plata (UCALP). En 1987 firmó un Convenio con la misma para un ciclo especial de licenciatura en Psicología.. En virtud de tal convenio, los egresados del Profesorado de Psicología cursaban un quinto año en el mismo Instituto con profesores locales, a excepción de uno; el año siguiente viajaban semanalmente a La Plata, donde, en la sede de la UCALP, frecuentaban cursos intensivos los viernes y sábados. Desde 1988 – año en que entró en vigencia el convenio- numerosos egresados llegaron airosamente al grado académico de Licenciados en Psicología. Pero resultaba demasiado gravoso y costoso trasladarse semanalmente a La Plata. Por eso, secundando reiteradas solicitudes de alumnos del Profesorado de Psicología, el Instituto pidió a la Universidad del Salvador (USAL) tramitara ante el Ministerio de Cultura y Educación de la Nación un ciclo especial de licenciatura en Psicología. La USAL aceptó el pedido del Juan XXIII y obtuvo tal ciclo en 1997.
Cabe advertir que ya a fines de 1996 (exactamente el 12 de diciembre) el Instituto había firmado un Convenio Marco con la USAL. Gracias a tal convenio y a actas conexas, en 1997 el Instituto abrió cuatro ciclos especiales de licenciatura: en Psicopedagogía, en Lengua Inglesa, en Letras y en Filosofía. Se trata de ciclos bienales, con clases los viernes y sábados.
En 1998 el Instituto implementó el ciclo especial de licenciatura en Psicología. En 1999 reabrió el ciclo de licenciatura en Psicopedagogía y abrió el de licenciatura en Calidad de la Gestión Educativa. En el presente término lectivo ya están funcionando primero y segundo año del ciclo de Psicología. Próximamente se reabrirá por tercera vez el ciclo de licenciatura en Psicopedagogía y se espera abrir también un nuevo ciclo de licenciatura: en Educación Inicial.
En 2003, el Instituto abrió, siempre en convenio con la USAL, la carrera de grado de Licenciatura en Psicología.
El Instituto ha establecido contacto también con otras Universidades.
– El 2 de mayo de 2000, firmó un Convenio Marco de Cooperación con la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) – Facultad Regional Bahía Blanca y un Acuerdo Particularizado en orden a una licenciatura en el área de Medio Ambiente, que favorecería a los egresados de la carrera de Técnico Superior en Manejo Ambiental. Pero en noviembre del año pasado se realizaron con esa Universidad gestiones tendientes a extender la articulación a estas otras carreras técnicas del Instituto: Analista en Marketing, Analista en Control de Gestión, Analista en Computación Administrativa y Analista en Sistemas de Información.
– El 8 de noviembre de 2000, el Instituto firmó otro Convenio Marco de Cooperación con la Universidad Nacional de General San Martín (UNSAM).
– El 10 de octubre de 2000, el director del Instituto conversó con el rector de la Universidad Católica de La Plata (UCALP), Dr. Ricardo Manuel de la Torre, acerca de la posibilidad de un Convenio para la creación en Bahía Blanca de Unidades Académicas de esa Universidad. Por el momento, el Instituto aspira a ser subsede de la misma en el ciclo especial de licenciatura en Ciencias de la Educación. El rector de la UCALP ya elevó, con fecha 21 de diciembre de 2000, una nota al Director Nacional de Gestión Universitaria, Dr. Oscar A. Cámpoli, comunicándole que la UCALP había resuelto establecer una nueva localización en Bahía Blanca, a fin de dar respuesta a la demanda de los egresados del Instituto que desean completar sus estudios en el nivel universitario.
– En 2005, el Instituto estipuló un convenio con esa Universidad para la Carrera Docente (Resolución Ministerial Nº 616/95 – Dictamen Pcia. de Bs. As. Nº 1613/95), dependiente de la Facultad de Humanidades. En el mismo año y con la misma Universidad, gestionó la implementación del Ciclo de Licenciatura en Enseñanza del Inglés.
En relación con el ámbito universitario, cabe consignar también que en 1994 el Instituto abrió la carrera anual, de postgrado, de Técnico en Prevención de la Drogadependencia, por convenio con el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires a través de la Secretaría de Prevención y Asistencia de las Adicciones y con la Universidad del Salvador. Esta carrera se transformó en 1997 en la carrera bienal de Técnico en Prevención de la Drogadependencia con título intermedio, al año, de Experto en la Prevención de la Drogadependencia.
La creación de la carrera había sido solicitada por el Dr. Juan Alberto Yaría, titular de la Secretaría de Prevención y Asistencia de las Adicciones de la Provincia de Buenos Aires. De esa manera el Instituto se unió al Programa “10.000 Líderes para el Cambio. Formación de Formadores, de especial trascendencia en la actual cultura de muerte, dado el creciente avance de la drogadicción y narcotráfico, el alcoholismo, la violencia, el SIDA y otras enfermedades endémicas. Por otra parte, tal carrera respondía en forma especial al carisma salesiano, preferencialmente interesado en atender a la juventud pobre, abandonada y en peligro, y que hace hincapié en la prevención. Justamente “sistema preventivo se llama el método educativo de Don Bosco.
Por lo que acabo de exponer, el Instituto Superior Juan XXIII exhibe o ha exhibido distintas dimensiones y ramas educativas: la de formación docente en todos los niveles, incluyendo el superior universitario, la de formación técnica en el nivel superior no universitario, la de prevención de la drogadependencia y la de la comunicación social. Es, pues, como un prisma con varias caras. Y todas en consonancia con el carisma de Don Bosco.
Proyecto Educativo del Instituto
La Declaración de Principios y Objetivos del Instituto salió publicada por Pascua de 1974. Anteriormente, ya en la fase preparatoria del Instituto, se vislumbró claramente su proyecto educativo. Así, en el acta del 7 de enero de 1960, o sea antes aún de que el Instituto empezara su actividad académica (empezó el 29 de marzo de ese año), la flamante secretaria , Hermana Feliciana Crespo, HMA, dejó consignado lo siguiente: “En el caos de ideas, en que vivimos y frente a estudios más personalísticos que sistemáticos, hemos de imprimir, en los futuros docentes, una cultura amplia, sólida, cristiana, adecuada a nuestras necesidades. Hemos de formar una generación amante de la verdad sólidamente asimilada, sin excluir o ignorar los valores perennes y definitivos de la civilización cristiana (“Pertenecer al Juan, n. 5, noviembre-diciembre de 2000, p. 5).
En la inauguración del primer ciclo lectivo, el Fundador y primer Rector del Instituto, P. Osvaldo Francella, expresó: ” Nos ha parecido sintonizar con el sentir de todos dedicando el Instituto al glorioso y reinante pontífice, Juan XXIII. La simpatía que ha despertado doquiera el papa actual con su bondad y amplitud de miras será nuestra norma para la actuación presente y futura (ib.).
Desde luego, siempre estuvo presente en forma vivencial el espíritu de Don Bosco, y siempre se trató de cumplir su método educativo, fundado en la razón, la religión y el amor. Explícitamente se estudió tal sistema en algunas cátedras, como “Historia de la Educación y “Etica y deontología profesional.
La aludida Declaración de Principios y Objetivos del Instituto fue redactada por el inolvidable P. Benito Santecchia, teniendo en cuenta lo conversado y resuelto en reuniones y asambleas de profesores y alumnos. Esa Declaración reiteradamente fue distribuida y comentada, de ordinario entre los alumnos ingresantes. En ella, al enumerar razones por las cuales la Congregación Salesiana decidió poner en marcha el Instituto Superior de Profesorado, se anotan las siguientes:
” la necesidad de propiciar, cada vez más, una formación humanista integral y una práctica cristiana de la educación, mayoritariamente requerida por la comunidad;
la preocupación por mantener, explícitamente vigentes, aquellos valores evangélicos característicos de nuestro pueblo, en los planes de los colegios secundarios;
la voluntad de continuar el estilo pedagógico de Don Bosco, con el que se educaran numerosos jóvenes del sur argentino.
Se enuncia luego, sin ambages: “un humanismo específicamente cristiano inspira y orienta al Instituto. La Declaración expone después cómo el Instituto entiende la formación de profesores (que fue el primer objetivo del Instituto). Hacia el final reitera y recalca que tal formación está configurada en el Instituto por un humanismo específicamente cristiano, que reivindica para todo hombre la dignidad de imagen e hijo de Dios y funda su existencia en la respuesta de Fe a Cristo. Semejante humanismo se cultiva en el Instituto según el carisma salesiano, como expresa la Declaración al final: “El estilo educativo de Don Bosco se vive en un clima de familia, de confianza y de apertura a los jóvenes, de alegría y de espontaneidad.
El humanismo específicamente cristiano, además de animar la dimensión docente, anima por igual las demás dimensiones o facetas del Instituto. Así, cuando se crearon las dos primeras carreras técnicas, se señaló como objetivo: preparar técnicos superiores y analistas en computación administrativa o en control de gestión que a la versación técnica unieran espíritu de responsabilidad, conforme a la concepción cristiana del hombre, del trabajo, de la productividad, de la convivencia social. Y cuando se creó la carrera de Locutor Nacional, entre los objetivos que la Congregación Salesiana se propuso con ella figuran en primer término los siguientes:
“Que el futuro Locutor Nacional capte la trascendencia de su rol social de comunicador en orden a la humanización o educación integral de los receptores de la comunicación, y en orden a la promoción del bien común, con particular atención a los sectores de la comunidad con menos probabilidades para expresarse en ella;
encare su ejercicio profesional con actitud ética, tanto en los contenidos como en los métodos de la radiodifusión;
promueva modelos culturales conforme a una concepción dignificante de la persona en sus dimensiones biológica, psíquica, espiritual y social, en el marco de un humanismo personalista y cristiano, acorde con las genuinas raíces y tradiciones de nuestra cultura.
Con respecto al ámbito universitario , el Convenio Marco entre el Instituto y la USAL hace hincapié en “la vocación compartida de promover la educación como medio privilegiado de evangelizar la cultura.
La Iglesia, según el Documento de Puebla (1979), considera la atención a dicho ámbito “una opción clave y funcional de la evangelización, porque de lo contrario, perdería un lugar decisivo para iluminar los cambios de estructuras (n. 1055).
Según el mismo Documento, en efecto, “la universidad debe formar verdaderos líderes, constructores de una nueva sociedad y esto implica, por parte de la Iglesia, dar a conocer el mensaje del Evangelio en este medio y hacerlo eficazmente, respetando la libertad académica, inspirando su función creativa, haciéndose presente en la educación política y social de sus miembros, iluminando la investigación científica (n. 1054).
Dicho Documento ve especialmente en la universidad católica “una vanguardia del mensaje cristiano en el mundo universitario y sostiene que ella “está llamada a una servicio destacado a la Iglesia y a la sociedad ” (n. 1058).
Nuestro Instituto se equipara a una universidad. Y de hecho integra el conjunto de las Instituciones Universitarias Salesianas (IUS). Pues bien, en Brasilia, donde, entre el 12 y el 14 de agosto de 1995, se desarrolló el Primer Encuentro de los Responsables de las Universidades y de los Institutos Universitarios administrados por la Congregación Salesiana, se señalaron las siguientes entre las características principales de una educación universitaria salesiana:
Una atención privilegiada a los jóvenes de las clases populares y a la promoción de su protagonismo humano, profesional, social y eclesial.
Una formación abierta a la persona en su contexto con claro sentido de solidaridad, según una imagen de hombre que encuentra su expresión ideal concreta en la humanidad de Cristo resucitado.
Un estilo universitario que integra docencia, investigación y extensión hacia lo social.
Un estilo salesiano de vida y de relaciones, marcado por lo comunitario, la participación y la corresponsabilidad; la presencia educativa y el espíritu de familia; el diálogo y la apertura al desarrollo personal y social.
Yo me limité a esbozar el perfil y el proyecto educativo del Instituto desde el punto de vista eclesial-salesiano ideal, no desde el punto de vista oficial reglamentario ni señalando fortalezas y debilidades.
Me place terminar, expresando un gracias muy sincero a cuantos, presentes y ausentes, de hoy y de ayer, han contribuido, de una u otra manera, a la vida y progreso de nuestro querido Instituto.
Que el Señor, por la intercesión – a la que acudimos- de la Virgen Auxiliadora y de Don Bosco, cuyas imágenes campean en el Instituto, así como por la intercesión- a la que igualmente acudimos- del titular y especial patrono del Instituto, el Papa Bueno, Juan XXIII, siga acompañándonos y bendiciéndonos.