
«Sean maestros de la escucha y constructores de una sociedad pluralista»
Autoridades presentes, profesores, estudiantes, personal no docente, nobeles graduados, familiares y amigos que acompañan a quienes son el motivo de esta celebración.
¡Bienvenidos a esta Primera Colación del año en la que 44 noveles educadores recibirán su diploma! Entre ellos se cuentan 29 Profesores de Psicología y 15 técnicos y profesionales que han culminado el Tramo de Formación Pedagógica. Celebramos todos este día de fiesta en el que, además de la entrega de diplomas a los noveles graduados se suma el reconocimiento a un docente de la casa por sus 25 años de trabajo continuo, realizado con perseverancia y empeño.
Nos toca poner el broche de cierre a la trayectoria formativa que hemos recorrido juntos queridos egresados. Son ustedes los actores principales del festejo de hoy; agradecemos poder aplaudirlos y compartir la alegría que están sintiendo. Reciban nuestras sentidas felicitaciones que hago extensivas a todos los que acompañaron su camino brindándoles aliento y apoyo.

Es este un momento oportuno para reflexionar sobre algunos aspectos que les atañen como flamantes profesionales. Tienen ante sí la tarea común de ayudar a construir nuevas y plenas subjetividades; se los convoca a colaborar en la formación de sujetos que puedan pensar, sentir y hacer por sí mismos, para sí mismos y para la vida social compartida. El primer punto a considerar nos remite al contexto en que les tocó graduarse. Se trata de un mundo globalizado, de conflictos extendidos, con grandes avances tecnológicos que han acortado las distancias y producido cambios que se desarrollan a la velocidad de la luz, pero que no siempre apuntan al bienestar de la sociedad en su conjunto. Sus intervenciones tendrán que atender a contextos de vulnerabilidad, con insuficientes recursos y necesidades diferenciadas (con frecuencia insatisfechas); tendrán entonces que prestar especial cuidado a que la igualdad de derechos no quede postergada. La conciencia de que nuestros estudiantes son sujetos de un derecho y de que ésta no es una frase vacía, nos empuja a los docentes a revisar nuestras prácticas y nuestras representaciones; nos insta a mirar nuevamente los por qué y los para qué de lo que hacemos. Seguramente, tenemos mucho que cuestionarnos acerca de nuestro rol en los “déficits” formativos que con tanta frecuencia describimos en los alumnos que transitan por los distintos niveles. Hoy, se le demandan a la escuela muchas cosas. Se le pide que enseñe, que contenga y que cuide, que acompañe y asista, que organice a la comunidad, que proteja los derechos, que amplíe la participación social y que expanda los horizontes culturales de cada vez más niños, más jóvenes y más adultos. La docencia es una profesión exigente, aunque, sin duda, gratificante.

El segundo punto a considerar pasa por ver qué pueden aportar ustedes. Ante todo, tendrán que pensar cómo se convierten en protagonistas comprometidos con los avatares de la época, colocando el testimonio en el centro de sus prácticas educativas. Tengan en cuenta que si la fragilidad, la dispersión, la fragmentación y la injusticia generalizadas operan destituyendo instituciones y subjetividades, para atravesarlas necesitarán procedimientos vinculantes. Don Bosco no se cansaba de repetir «la educación es cosa de corazón». Nuestro santo fundador fue un testimonio claro del amor que apostando al bien se convirtió en pedagogía. Desde este enfoque, es maravilloso pensar la tarea que tendrán por delante, partiendo del desafío de hacer valer que “todos cuentan”. Ciertamente, que haya sujetos que pueden educarse tiene que ver con cómo los recibimos y los alojamos en instituciones que los consideren con iguales derechos a ser educados y a aprender. Pensar a los niños y adolescentes desde un lugar de igualdad consiste, en otorgarles el lugar de pares en esa sociedad más justa que queremos y buscamos. Es considerarlos tan iguales que creemos que vale la pena prepararlos para esa tarea de renovar el mundo en común que es propia de cada generación; es también protegerlos en ese tiempo de preparación; es enseñar mejor; es confiar en los otros porque los creemos valiosos para nuestras vidas y para la sociedad toda; en fin, es alejarse de la idea de impotencia o de irreversibilidad.
Al fin de cuentas, SÓLO HAY POSICIÓN DE TRANSMISIÓN SI, CONFRONTADOS A LAS APARIENCIAS DE LO IMPOSIBLE, NO SE RENUNCIA A SER ARTÍFICE DE POSIBILIDADES INADVERTIDAS. LA INTERVENCIÓN EDUCATIVA RESPONSABLE ES CREADORA, PRODUCE FORMAS INÉDITAS DE OPERAR CON LO DADO Y NO SE ESCUDA EN LA ESCASEZ DE LOS RECURSOS, LOS MULTIPLICA.
Nuestra esperanza se alimenta en que existen educadores convencidos de que no todo da lo mismo y que es posible hacer de las escuelas lugares que neutralicen la intemperie acogiendo con alegría, cuidando y habilitando a cada uno para que pueda expresarse con su propia voz. Heidegger nos recuerda que “enseñar es más difícil que aprender porque enseñar significa dejar aprender.” El verdadero maestro no se entromete, ni considera que él es lo interesante que ha de ser atendido. El maestro antes de reclamar ser escuchado, ha de aprender a ser un oyente de ese decir que nos adviene, en ocasiones desde el silencio lleno de interés de quien mira expectante. Aquello que hace hablar al maestro ha de ser lo mismo que le hace escuchar al alumno. Sin esta sintonía no habrá palabra, ni mucho menos educación. Muchas de las enfermedades actuales de palabra son, en última instancia, estigmas de mirada y patologías de oído. Sean ustedes queridos egresados maestros de la escucha y constructores de una sociedad pluralista en la que a nadie se le pida que renuncie a ser quien es para poder estar. Con seguridad hay un acto de amor presente en todo lo que acabo de señalar.

Desde la perspectiva enunciada, salgan al encuentro de aquellos que serán confiados a su cuidado, háganse cercanos, caminen con ellos la vida como hizo Jesús camino de Emaús. Para que esto se cumpla plenamente en ustedes, acudo a la intercesión de la Virgen Auxiliadora e invoco en su favor la bondad y ternura del Corazón de Jesús, a cuya veneración dedica la iglesia todo el mes de junio con la finalidad de que lo honremos y lo imitemos. Nuevamente: ¡Felicitaciones a todos!
Finalizo con un reconocimiento especial para Adriana Perez Mauri, una profesora que cumple 25 años de labor ininterrumpida entre nosotros. En las palabras de agradecimiento que le ofrecemos por este largo caminar compartido, juntamos experiencias y memorias, del entramado institucional que, sin duda, ha contribuido desinteresadamente a tejer desde el cotidiano colectivo. También para ella y su familia invoco la bendición de Dios y el amparo tutelar de María.
¡Muchas gracias!
Bahía Blanca, 15 de Junio de 2018



